UN MAESTRO DE SUEÑOS

Una nueva edición del Human Camp, el miércoles último, invitó a cientos de referentes del mundo empresarial y de los recursos humanos a participar de manera gratuita en este evento que ya es un clásico. La consigna es pensar de manera diferente, liberarse de estructuras y dar vuelo a la creatividad. 
 
Una idea sobrevoló prácticamente todas las ponencias: en la medida en que les va bien a quienes nos rodean, logran cumplir con sus sueños y expectativas, y contribuimos a que eso suceda; podremos cumplir con nuestros propios sueños tanto personales como laborales.
 
El primer orador, con traje y corbata, fue el maestro budista norteamericano Michael Roach, quien estudió en el Tíbet por más de 20 años. Graduado con honores en la Universidad de Princeton, participó en la creación de Andin International Diamond Corporation, que fue vendida a Warren Buffet’s Richline Group en 2009.
 
Su libro sobre cómo tener éxito en los negocios y en lo personal a través de la generosidad es un best seller llamado El tallador de diamantes. «En el Tíbet está la idea de que en realidad no conocemos lo suficiente como para saber qué sueño tenemos que soñar para nosotros mismos. Uno no puede imaginarse en qué se puede convertir. Allí un lama es un maestro de sueños.»
 
Encontrar al maestro, al mentor, al guía adecuado puede ser uno de los grandes desafíos, pero también puede estar mucho más cerca de lo que parece. Es cuestión de prestar atención. «Hay que encontrar a una persona que sea parecida a lo que querés ser y que te ayude», dijo. Otro consejo de Roach es ponerse en el papel de la persona a la que se aspira ser. «Vestite como el presidente de la compañía si esa es tu meta», dice.
 
Y un tercer consejo, quizás el más importante, «hay que poner todo esto en marcha para alguien. Ayudar a otra persona para que cumpla su sueño, esto es karma».
 
En esta línea, el filósofo Alejandro Rozitchner dijo: «Tu proyecto va a ser exitoso si lográs que los proyectos de tus socios sean exitosos. Es interesante el foco puesto en el éxito ajeno». Ser buena persona es «sentir placer en ver que el otro crece, y uno se realiza en ese crecimiento». Y terminó con una cita de Rilke, en Cartas a un joven poeta: «Si su vida cotidiana le parece pobre, cúlpese a sí mismo o reconozca que no es lo suficientemente poeta para encontrar sus riquezas».
 
Conmovida, Gabriela Campodónico, gerente de Desarrollo y Cultura Organizacional del Grupo Telecom, contó cómo, a partir de la muerte de una muy querida amiga y compañera de trabajo, pusieron en marcha un taller de duelo y acompañamiento en la empresa, muy valorado por los empleados. «Es posible integrar los sentimientos a la organización. La palabra que nos dijeron cuando terminó el taller fue “gracias.” No nos había pasado nunca.»

Lilita Engelmann